¡Hola! Me llamo David y soy el papinejo de Mico y Lala. Ahora que Rocío no me ve, voy a escribir esta carta abierta sobre ser papinejo.

Yo siempre he convivido con animales en casa pero nunca fueron responsabilidad mía, más bien de mis padres. Cuando Rocío me contó que sentía que quería compartir vida con un animalito, yo le animé a hacerlo pero también desde la posición de que no iba a ser mi responsabilidad sino la suya.

Entonces, un buen día llegó Mico a casa, lo recogí yo porque Rocío estaba trabajando, y allí estaba aquel gazapito rubito de pelito corto que pensábamos que se iba a quedar así porque era un «conejo enano». En ese momento fue cuando aquella bolita de pelo asustadiza se convirtió sin él quererlo ni yo tampoco, en mi responsabilidad, desde entonces somos familia.

Responsabilidad de papinejo

Y es que esto de la responsabilidad no es algo forzado, es algo que nace o no, y a mi me nació ese instinto de protección y de amor que dicen todos llevamos dormido hasta que aceptamos un compañero de vida animal. Desde entonces Mico y yo hemos vivido unas cuantas aventuras que se multiplicaron cuando llegó Lala, y ese sentimiento inicial ¡se multiplicó por dos!

 

Y es que en estos años, he aprendido a entender a mis peludos cuando quieren mimos, cuando están enfadados, cuando están asustados, cuando están alegres, y todo eso ¡sin emitir apenas ni un sonido!… Me han regalado mucha ternura cuando hacen sus flops cuando están relajados, muchas risas cuando saltan contentos, hacen el ninja para soltar energía, o bostezan, y los típicos sustos iniciales cuando duermen de lado en el suelo y parecen que les ha dado un patatús. He recibido también, un montón de lametones infinitos porque somos una manada. Mis compañeros de piso pequeños vienen a buscarme cuando se han quedado sin heno o cuando les apetece que les acaricie. Mis bolas de pelo se resguardan en mí cuando están asustados en el parque o en el veterinario.

En esta comunidad de conejos domésticos, lo habitual es ver y leer a maminejas hacer de relaciones públicas, pero estoy seguro que hay muchos papinejos que como yo, por sus orejones ma-tan.

Así que, no me extiendo más, además tengo a Mico y Lala ahora mismo en mis pies con esa mirada de «EH, humano, ¿no llevas reloj? ¡Nos toca la cena! ¡Eh! ¡Pss! ¡Que te estamos mirando!» Así que no les voy a hacer esperar más.

Maminejas, dadle un codazo a vuestros papinejos y que se dejen notar en los comentarios de esta entrada, o como es habitual, en nuestras redes sociales.

#YoSoyPapinejo #OrgulloPapinejo #Familianeja

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